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viernes, 10 de febrero de 2012

HUMILDALD Y EVOLUCIÓN


Hablamos continuamente de humildad pero ponerla en práctica no parece tan sencillo en nuestro actual nivel de evolución. ¿Qué es humildad? Habría mil maneras de enfocar este concepto, pero en este momento relaciono la humildad con la idea de totalidad y la noción de infinito. En realidad la humildad sería el resultado de haber alcanzado  una comprensión con respecto a estos dos conocimientos.  Dijo Sai Baba que nosotros  aún no tenemos la más mínima idea de lo que es  la noción de infinito, estamos lejos de alcanzarlo, así como dijo también que no estamos lejos de vivir en la tierra un renacer de la edad de oro, es decir experimentar el  verdadero amor en este plano tridimensional.
 Las ideas de totalidad y de unidad son una misma cosa. Nos percibimos a nosotros separadamente, aisladamente, comenzar a comprender y experimentar que formamos parte de una entidad mayor y que como tal dependemos de un funcionamiento que no manejamos completamente es un  desafío y una necesidad imperiosa para  avanzar en nuestra evolución,  para ir alcanzando la tan mentada ascensión. Y esta entidad mayor es profundamente orgánica y responde a un plan que involucra a cada una de sus partes, ese plan tiene un sentido trascendente. Por eso se me hace que para hablar de humildad tenemos que hablar de otra cosa. ¿Cuándo la humildad comienza a resquebrarse en Occidente? El Renacimiento opacó la conexión con la Divinidad en detrimento del ser individual, el "yo soy para el mundo", el "yo transformo el mundo",  fue necesario opacar la idea de un Dios que en aquel momento era patriarcal para que el yo desterrara toda conexión con el ser interno,  claro que esa etapa fue parte de un camino, sin ese proceso de alejamiento de un Dios que estaba afuera del individuo no hubiésemos arribado a este despertar a una nueva conciencia o trazado de nuevo paradigma,  no ha  habido error en el período que estamos dejando atrás en término de evolución de nuestra conciencia, pero debemos ser conscientes de cómo fue y en qué consistió. El pasaje de una idea de Dios exterior, equidistante y asimétrico necesitó de una visagra para transformarse en un Dios que está en todo y, como tal, está dentro de cada uno de nosotros. Lo cual nos hace responsables. Es en este sentido en el que afirmamos que somos Dios. El Dios patriarcal del antiguo paradigma devino en Dios interno. Es tan transformador este cambio que el hecho de vivirlo nos pone en una situación que aún no hemos podido asimilar  completamente.
     Volviendo a la idea de unidad percibo que precisa de nuestra experiencia para ser incorporada, no se puede entender la unidad desde lo intelectual y la mejor manera de lograrlo o quizá una de las pocas es el ejercicio continuo, diario, las llamadas prácticas espirituales. En la India hay cinco caminos: Karma Yoga, Hatha yoga, Bhakti yoga, Jñana yoga y Raya yoga.  Karma yoga o servicio, la tarea de la Madre Teresa alcanza como ilustración, el Bakti yoga se apoya en el concepto de la veneración o adoración a un maestro como modelo a seguir, en el caso de Sai Baba se presentó como la encarnación de nuestra conciencia superior y no como un Ser separado, así que el trabajo con Él es sumamente rico y potente. El Jñana yoga consiste en profundizar el estudio de los textos sagrados como vía a la liberación de este plano o ascensión y el Raya Yoga promueve la práctica de la meditación con todo lo que implica. En realidad  nos están indicando cinco sendas posibles que nos llevan finalmente a un mismo lugar. Sin prácticas es muy difícil ascender espiritualmente. Sería lo mismo que suponer que un niño que aún no aprendió a caminar lo logre sin caerse, sin tropezar, sin experimentar el aire sobre su cabeza moviéndose.
  Todo esto que me llevó en mi reflexión hasta aquí nació cuando me planteé el concepto de humildad. Porque humildad es la clave, si supongo que ya sé todo lo que preciso saber, no daré ningún paso hacia ningún sitio y quedaré estancada o estancado. Y los límites de mi conocimiento son puestos por la práctica misma. Si me quedo en el terreno de la especulación todo es posible y mi ego inflado puede hacerme creer lo que no es verdad. Vuelvo al ejemplo de aprender a caminar físicamente para un niño, sólo la puesta en marcha muestra sus contradicciones y dificultades.  Somos hijos de un modelo patriarcal que concebía al conocimiento como posible de ser abarcado por la mente y, claro, la definición de ser humano estaba determinada por su razón.  Eso de que somos seres racionales, sí, por supuesto que lo somos, pero eso no nos agota y por lo tanto no nos define, somos seres trascendentes, venimos al mundo trayendo ya los genes de nuestros padres y todas sus memorias y eso ya nos trasciende, vale decir que está más allá de nosotros, sin  mencionar todo lo otro más que traemos.  Somos trascendidos por una memoria cultural, ancestral, incluso por la memoria de nuestra especie.  Y por si esto fuera poco somos seres que  encarnamos transitoriamente en un cuerpo humano,  en el futuro viviremos otra clase de experiencias según nuestro camino evolutivo lo marque y esto dependerá de nuestras lecciones aquí y ahora. Se ha repetido con frecuencia la frase: Somos seres espirituales que estamos viviendo una experiencia humana.
    Si avizoramos aunque más no sea mínimamente esto que nos  abarca y nos supera al mismo tiempo, el misterio de la vida, no nos cabe otra actitud que la de humildad, si no nos acercamos a esta actitud podemos caer en la falsa creencia de que  podemos decidir sobre acontecimientos que en realidad están definidos por el enganaje de ese conjunto interrelacionado y gobernado por ese plan mayor. La humildad es la condición necesaria para la evolución y para eso es indispensable comenzar a modificar nuestro concepto sobre el mundo y los seres, un cambio de paradigma, el paradigma viejo es tan estrecho que todo el mundo cree saber lo que necesita para vivir y allí se estanca. Apenas nos asomamos al nuevo paradigma la idea de vastedad nos marea como un niño que aún no aprendió a caminar pero que logra ponerse solito en pie por primera vez. Estamos mareados espiritualmente hablando y a veces  la sensación nos da  miedo y por eso  nos refugiamos en una falsa idea de conocimiento.  Lo cierto es que no sabemos nada, sabemos muy poco porque el Universo y nuestras propias capacidades se nos escurren como agua entre los dedos. Me gusta la frase que se dice en la película ¿Qué rayos sabemos?: "Es  preferible vivir en el misterio que en el conocimiento". Y sí, esto supone aprender a vivir en la incertidumbre y eso, desde ya, tiene su precio. Frecuentemente escucho decir a las personas frases hechas con tanta certeza que me asombro y son frases escuchadas por ahí que no pasaron la prueba de la propia experiencia. Se trata de un resabio del modelo patriarcal del pensamiento. Veo a personas que se comparan con el otro y quieren creer que saben más. En realidad el saber y el no estar equivocado es un mecanismo del cerebro primitivo, es una respuesta arcaica. El que está en lo cierto tiene asegurada su supervivencia.  El patriarcado necesitaba para perpetuarse personas que confiaran en el poder del cerco que construyeron a su alrededor para no sucumbir. Ahora nuestra supervivencia no depende de ser fiel a una tribu que me protege del exterior ni del autoconvencimiento de que estoy en  acertado sino en la capacidad de adaptación a un mundo cambiante, eso se llama aprender a vivir en la incertidumbre, eso es practicar la auténtica humildad.
                                                                     


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