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miércoles, 21 de septiembre de 2016

CAMPOS VIBRACIONALES

         




Es muy notable   percibir cuando estamos en compañía de una persona que está muy identificada con su ego el modo en que se estrecha el campo energético. Entonces no fluyen las ideas con nitidez, hay un choque producido por la necesidad que crea esa persona de ser considerada, valorada, elogiada, etc. Esa necesidad opera del mismo modo que lo hace el deseo: restringe el movimiento de la energía.  El ego obstruye nuestra capacidad de ver y así de alcanzar lo que realmente necesitamos. Al identificarnos con nuestro deseo estrechamos nuestra visión, si soltamos y entregamos el resultado de nuestras acciones lo que ocurre es en primera instancia una sensación de experimentar la libertad y las posibilidades amplias entran a actuar y nos dan sus señales.  Y, por el contrario, acercarnos a seres más elevados nos abre el panorama de una manera sorprendente. Construimos con nuestra mente campos mentales que interactúan con los campos de otros. La calidad de nuestros pensamientos-emociones forja estos campos. En el momento en que comenzamos a trascender nuestro pequeño personaje,  el campo se amplía y a medida que vamos integrando lo que somos con el cosmos la ampliación se va produciendo en forma de ondas de un modo ininterrumpido. Hemos experimentado algunas veces el contacto, la cercanía con personas más sabias, más abiertas, menos constreñidas a sus menudas necesidades y la percepción ha sido hermosa, no me cabe otra palabra. Por eso no cualquier persona podía acceder a la cercanía de Sai Baba, he visto en el ashram de Prashanti Nilayam cómo antes de una entrevista personal se producían hechos de dolor y trabajo interior que depuraban a las personas -como fue mi caso- para permitir posteriormente ese contacto. Las que no lograban despegarse de esas sombras, no llegaban a la entrevista, por el motivo que fuera. Como somos seres que vibramos en frecuencias de ondas sencillamente cuando una frecuencia se aleja mucho del estado alfa repele el contacto con quienes están vibrando en ese nivel. En tanto seres electromagnéticos creamos una fuerza de gravedad que nos acerca a aquello afín y nos distancia de lo que no lo es. Personalmente me ha costado aprender a sostener mi propio nivel vibratorio, soy sagitariana y abierta por naturaleza y además soy un poco esponja. A esto se le suman componentes de historia personal. Aprender a modificar el estado vibratorio no es tan difícil, lo difícil es darse cuenta de que existe esa posibilidad, de que existen prácticas que nos modifican el estado de la mente y por ende nuestra emocionalidad. A medida que aprendemos a intervenir en nuestras ondas vibracionales vamos siendo más dueños de nuestra evolución, dueños en cierta manera porque estamos sujetos a montones de fuerzas, las que actuaron en el pasado y que no son en realidad pasado, las del futuro que interactúan con el presente impulsando nuestra evolución, la de la propia naturaleza que traemos, las del mundo circundante. A ese conjunto de fuerzas  que están más allá de lo que somos, que nos trascienden,  solemos llamarlas  Dios.

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miércoles, 27 de julio de 2016

NUESTRO MUNDO DUAL

                         
                                   
   Hace un tiempo una persona que no tenía argumentos y me quería herir me dijo: Vos sos un ser oscuro. Me causó gracia. Le contesté que no existían las personas oscuras, que todos éramos luz, la diferencia era que algunos somos más ignorantes que otros.  Hay una tendencia a decir que existe la buena y mala gente, no me gusta esa expresión, todos somos de algún modo buenos y malos a la vez. Es fácil ser bueno, lo difícil es ser consciente, por más buenos que seamos tarde o temprano causamos daño involuntariamente, ahora si somos un poco conscientes es más difícil destruir y si ocurre nos daremos cuenta y quizá podamos repararlo.
    La tendencia generalizada es pensar el mundo dualmente, en eso se apoya gran parte del ejercicio de la política y el sistema de propaganda que nos vende objetos,  la creencia es la siguiente: si existe lo malo, yo estoy del lado bueno. Es muy peligroso quedarse atrapados en el modelo dual, la mente ama la dualidad, la división y consecuentemente la pelea. Es esa dualidad la que conduce a la guerra. Por eso la práctica de la compasión nos aleja de este modelo y nos permite dar un paso más a la compresión de los hechos. La teoría del enemigo externo ha dado buenos dividendos a sus promulgadores, no es necesario irse muy lejos en la historia mundial para toparse con el nazismo y el Holocausto.  Y más acá en el tiempo llegamos a los fundamentalismos religiosos que han puesto su pie en la política. Pero aún en distintos grados se sigue sosteniendo esa teoría y encuentra seguidores porque en la medida que estemos anclados en una percepción del mundo desde la mente, terminaremos satisfechos de que eso se vea así. No hay ningún mérito en destacar el mal del mundo, ya sabemos  que hay maldad, pero si nos focalizamos en eso, si sintonizamos esa emisora terminaremos empañados. En igual medida existe la dimensión de la luz, si así no fuera el mundo se acabaría, y ya sabemos que la dualidad de la materia impone esta división, la idea es dar un paso más allá y trascender la materia, dar ese dichoso y famoso salto cuántico. Creerse mejor persona por enarbolar una teoría en la que nos situamos del lado correcto sintiendo fervorosamente que existe un lado equivocado que debemos combatir y aniquilar, en vez de comprender es la mejor manera de terminar pareciéndonos a eso que repudiamos. La dualidad existe, es inevitable pero cada uno de nosotros vive en el mundo en el que cree y esa creencia afecta  y hasta moldea nuestro mundo circundante. Es preciso sintonizarse con lo más elevado, ese es el único camino.

Por otra parte la crítica excesiva termina afectando nuestra vibración y la hace planear  bajito. Si subimos un poco nuestra vibración las leyes de la energía se encargarán de hacer lo suyo cuando sumemos nuestra cuota para elevar su frecuencia vibracional. Si existen lados, esos son el de la evolución y el de la involución. La energía más densa nos arrastrará, siempre va a arrastrarnos si le damos nuestra fuerza mental, que es su  principal alimento. 

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sábado, 4 de junio de 2016

ANTONIO BRAILOVSKY Y SU APORTE A LA MIRADA SOBRE EL MUNDO ANIMAL

      Interesante enfoque del ambientalista y escritor  argentino Antonio Brailovsky, destacado investigador sobre temas ecológicos que suma una visión esclarecedora, autor de  importantes ensayos sobre el tema  y escritor literario de envergadura. Me impresionó porque descubrí mi automatización o esquematización con respecto a eso, amo a los animales, soy vegetariana desde hace casi treinta años, estoy a favor del proteccionismo de las especies y del sostenimiento de los derechos del animal y jamás había pensado en esto. El estereotipo de los mártires cristianos al principio de nuestra era arrojados a la arena de los leones no me había llevado a pensar en la suerte de ellos, los derechos humanos se habían impuesto por encima de los del animal. Poder integrar ambas miradas sin duda favorece la expansión de nuestra conciencia.

                                                           
Había razones políticas para matar muchos elefantes.
Mosaico romano en Piazza Armerina, Sicilia
(Foto: Antonio Elio Brailovsky)


   Estamos habituados a condolernos de los primeros mártires cristianos y admirar su coraje al enfrentar a los leones y morir por su fe. Tanto, que eso nos lleva a olvidar a los otros protagonistas de la misma tragedia. ¿Nos preguntamos, acaso, qué les pasó a los leones? Les sucedió lo mismo que a los santos, sólo que un instante después, ya que el circo romano fue una de las más formidables máquinas de muerte de la Antigüedad. 
    Roma era un sitio incómodo para vivir, con hambrunas e inundaciones, con pestes, incendios y derrumbes. Para entretener a la gente que sufría éstas y otras calamidades, y para garantizar el apoyo político a las figuras de turno, se inventa la fórmula de panem et circensis, aludiendo al reparto público de trigo y a la reiteración de espectáculos sangrientos que servían para canalizar la violencia colectiva. Y no era sólo el Coliseo: todas las ciudades romanas tenían sus arenas, aún las ubicadas en las colonias de España o de África.
    El Imperio necesitaba de enormes batidas de caza en toda su periferia para alimentar el espectáculo. Era necesario llenar los circos de todas las ciudades romanas de animales de gran porte, los únicos que podían ser vistos a la distancia por miles de personas. Se trata de aquellos que son más escasos en la naturaleza. Ya en el 51 AC, Marco Tulio Cicerón, procónsul en Sicilia (base de operaciones para las cacerías en África) recibe una carta en la que le indican que sería deshonroso para él si enviara menos de diez panteras a Roma. Contesta desconsolado: "Con respecto a las panteras, los cazadores se están ocupando de ellas atentamente bajo mis órdenes, pero su número es extraordinariamente limitado".
    Por la abundancia de fieras que hemos visto en el cine, a menudo nos cuesta percibir hasta qué punto algunos de estos animales son realmente escasos (especialmente los grandes carnívoros). Por ejemplo, se estima que una extensión de selva como la del Parque Nacional Iguazú no podría sostener más de veinte yaguaretés[1], (que son parientes cercanos de las panteras). Se comprende, entonces, la inquietud y las dificultades de Cicerón.
EL LLANTO DE LOS ELEFANTES
   Había importantes motivos políticos para matar elefantes en el circo romano. Y es que los elefantes habían sido las armas que aterrorizaron y destruyeron la infantería romana en las guerras en Asia y África. Fueron el arma estratégica con que Aníbal derrotó las legiones de Roma. Durante la primera guerra púnica, L. Cecilio Metelo logra capturar 140 elefantes que lleva al continente transportándolos en balsas fijadas encima de botes. La operación es arriesgada, pero es necesario mostrar al pueblo la victoria de los legionarios sobre esos monstruos.  
   En los juegos organizados por Pompeyo en el 55 AC, "Plinio describe ante todo escenas lamentables de elefantes heridos (el elefante que, con los pies perforados por los dardos de los gétulos, se arrastra sobre las rodillas); el elefante muerto por un sólo  venablo hundido bajo el ojo) y un intento de fuga general por parte de los paquidermos asustados. En aquella ocasión, sin embargo, habiendo perdido ya toda esperanza de fuga los elefantes intentaron el recurso de los afectos y conmocionaron a los espectadores,  asumiendo una actitud tal que hace pensar que se pusieron a llorar. Sus lastimosos berridos provocaron tal turbación en la multitud que todos, olvidados de la presencia de Pompeyo, se levantaron llorando y comenzaron a maldecir al magnífico organizador de los juegos"[2].
    En el circo había avestruces, leopardos y leones. En el último siglo de la República, se agregaron hipopótamos, cocodrilos y rinocerontes. César mandó un lince de Galia, Augusto exhibió rinocerontes africanos y tigres de la India, y Nerón se dio el gusto de mostrar osos polares cazando focas: "Dio una naumaquia en la que se vieron monstruos marinos nadando en agua de mar"[3]. Los emperadores romanos acostumbraban bajar al circo para matar fieras personalmente. El más apasionado de esta actividad fue Cómodo (el mismo que aparece representado en la película Gladiator): "no había animal que huyese de su furia, desde los salvajes (leones, tigres, panteras, osos, elefantes, hipopótamos, rinocerontes) hasta los inofensivos (ciervos, gamos, avestruces y jirafas). Los hipopótamos eran su pasión, tanto que logró ejecutar a cinco de ellos en una sola oportunidad"[4].
  Estas excentricidades afectaron la fauna en forma significativa. Una exhibición común y corriente podía arreglarse con un centenar de animales, pero tenemos algunos récords interesantes: Augusto hizo matar 3.500 animales en 26 espectáculos. En la consagración del Coliseo, bajo Tito, se mataron 9 mil en cien días. Y la conquista de Dacia por Trajano fue celebrada matando 11 mil fieras.
    Tenemos que aclarar que estas cifras muestran sólo una parte pequeña del efecto del circo romano sobre la fauna. Por razones que hacen a la lógica del espectáculo, sólo se admitían animales vivos y sanos. Pero no todos llegaban en ese estado.
    Lo habitual es que, por cada animal que llega vivo a su destino final (y esto vale también para los zoológicos actuales y las empresas de venta de simpáticas mascotas silvestre), los que lo capturan se vean obligados a matar a unos cuantos que, por ejemplo, estaban defendiendo sus crías. A esto se agrega la mortandad provocada por el estrés del cautiverio y el transporte, lo que multiplica en varias veces la cantidad de animales que efectivamente se pierden [5], [6].
    Existen mosaicos romanos que describen minuciosamente las escenas de caza, lo que nos permite seguir las técnicas utilizadas. Están en Piazza Armerina, Sicilia, en una mansión que parece haber sido de un importante proveedor de fieras para el circo de la época imperial. Pueden verse los jinetes que conducen ciervos hacia una trampa de redes; un jabalí perseguido por los perros, que termina, en una escena siguiente, atado y llevado cabeza abajo por dos hombres que lo sujetan con un palo. Hay también un bisonte enlazado y arrastrado por los cuernos; una tigresa llevada con bozal y arnés; un rinoceronte conducido con cuerdas y un avestruz llevado en brazos, como si fuera un ganso. Una carreta de bueyes arrastra una jaula y un cazador recibe sobre su escudo el ataque de una leona herida.


                       
                                                 Antonio Elio Brailovsky          

Es posible bajar el libro de este autor "El ambiente en la civilización grecorromana" en este sitio
https://www.dropbox.com/s/qp48snsugfhtc02/GRECORROMANA%20%28copia%20de%20autor%29.pdf?dl=0


   

viernes, 15 de abril de 2016

EL REIKI, LO NUEVO Y LO VIEJO



Resulta sorprendente la liviandad con que la gente repite frases. La que más he escuchado es que el Reiki ya no va más. Es gracioso, el mercado y sus sistemas de publicidad terminan empapándolo todo, porque esas pautas de buscar siempre lo novedoso como valor supremo son sostenidas por los que venden un pan de jabón o una licuadora, sabemos que a veces el producto es el mismo pero urgidos por esta premisa de innovación continua le cambian el envoltorio e imprimen la palabra “nuevo” al lado de la marca. En el camino de autoconocimiento y la espiritualidad el funcionamiento es otro y yo me atrevería a afirmar que es precisamente lo contrario. La sabiduría no tiene fin pero incluso es  de suponer que no tuvo principio porque algunos “saberes” fueron canalizados, es decir no nacieron de la investigación de un ser evolucionado sino que fueron captados desde el otro plano. La novedad como valor es un invento de la modernidad, cuanto más nuevo más caro, más emblemático, pero lo nuevo tiene corta duración, casi se vuelve viejo en el momento de nacer. El culto reverencial al cuerpo joven y el desprecio por la persona anciana es una manifestación más de este sistema de creencias. De la misma forma en que una persona frívola sigue obsesivamente los lineamientos de moda al punto de convertirse en una consumidora útil al mercado, quienes buscan el último cursillo espiritual con el ultimísimo método para ampliar su conciencia desterrando de plano todo lo anterior,  veo a las personas que dicen que el Reiki ya fue. El Reiki se nutre de muchas líneas espirituales antiquísimas, si lo desechamos,  también desechamos las bases de las grandes religiones del mundo, esos saberes no tienen fecha de vencimiento. Mi experiencias personal con el Reiki es la de haber encontrado un camino de autoconocimiento genuino y lo digo después de haber hecho todos los niveles hasta la maestría, y habiendo dejado pasar entre nivel y nivel siete años con sus prácticas correspondientes, me inicié cuando aquí en la Argentina no había maestros y fue una Reiki Master norteamericana en viaje quien me dio las primeras sintonizaciones. Pero también hice otras prácticas y no encuentro que sean superadoras sino complementarias, sirven para otras cosas, indagué y comparé. Esta idea de que una práctica destierra a la otra es también un concepto del modelo patriarcal del que el mercado es subsidiario. El movimiento de la energía no es vertical sino horizontal pero en muchos niveles a la vez, el patriarcado  por el contrario cree que es vertical y jerárquico y le cuesta mucho integrar la idea de complementariedad, porque piensa que hay una sola línea y que en esa cúspide se encuentra la única autoridad, esta creencia es la que sustenta los fundamentalismos en todas sus vertientes.
  Tal vez la idea de que el Reiki es sólo un camino de sanación fue impuesta en Occidente como una moneda de intercambio, sabemos que la señora Takata difundió con su personal traducción de la historia de Mikao Usui el origen del Reiki, pero el Reiki sirve para muchas otras cosas que nos permiten abrir puertas interiores, por eso es un camino y no sólo una práctica de sanación. La cuestión es cómo tomamos cada cosa en nuestra vida, desde qué paradigma, con qué objeto, dónde ubicamos nuestro ego o al servicio de qué lo colocamos. Deberíamos tener mucho cuidado antes de repetir frases parecidas  a “Qué lindo es el jabón Turbión que saca el manchón del pantalón”, si no experimentamos personalmente y con seriedad todo cae en la banalización tan propicia y conveniente para un mercado cuyo objetivo en vender, vender y vender. Por otro lado hay que ver cuál es la capacidad de canalización de energía del reikista y la seriedad con que se inició en la práctica.  Y esto es un fenómeno inevitable, en el mismo momento en que nace lo genuino se despliega paralelamente lo falso, lo degradado, su desnaturización. No es lo mismo una persona con primer nivel que una Reiki master, no podría serlo de ninguna manera. O un reikista que ha indagado en su interior para descondicionarse y liberarse de sombras personales con alguien que ha investigado a conciencia el funcionamiento de las energías.

  Mikao Usui integró tradiciones espirituales muy antiguas que no tienen fecha de vencimiento, lo que ocurre es que el Reiki apareció en el planeta supongo que con una función: popularizar el concepto de energía para abrir un camino masivo para toda la humanidad, tengo la impresión de que el Reiki nos reconecta con saberes olvidados, con prácticas muy americanas por su raigambre chamánica japonesa,  pero esto no significa que dentro de la propuesta del Reiki en sí no contenga muchas otras funciones que podrán ser aprovechadas en quienes se atrevan a profundizar. Aprender a diferenciar el oro del barro no implica endilgarle a prácticas milenarias el cartelito de “caducas”. Una vez más se trata de aprender a discernir y hacer convivir lo múltiple en la unidad.