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miércoles, 27 de julio de 2016

NUESTRO MUNDO DUAL

                         
                                   
   Hace un tiempo una persona que no tenía argumentos y me quería herir me dijo: Vos sos un ser oscuro. Me causó gracia. Le contesté que no existían las personas oscuras, que todos éramos luz, la diferencia era que algunos somos más ignorantes que otros.  Hay una tendencia a decir que existe la buena y mala gente, no me gusta esa expresión, todos somos de algún modo buenos y malos a la vez. Es fácil ser bueno, lo difícil es ser consciente, por más buenos que seamos tarde o temprano causamos daño involuntariamente, ahora si somos un poco conscientes es más difícil destruir y si ocurre nos daremos cuenta y quizá podamos repararlo.
    La tendencia generalizada es pensar el mundo dualmente, en eso se apoya gran parte del ejercicio de la política y el sistema de propaganda que nos vende objetos,  la creencia es la siguiente: si existe lo malo, yo estoy del lado bueno. Es muy peligroso quedarse atrapados en el modelo dual, la mente ama la dualidad, la división y consecuentemente la pelea. Es esa dualidad la que conduce a la guerra. Por eso la práctica de la compasión nos aleja de este modelo y nos permite dar un paso más a la compresión de los hechos. La teoría del enemigo externo ha dado buenos dividendos a sus promulgadores, no es necesario irse muy lejos en la historia mundial para toparse con el nazismo y el Holocausto.  Y más acá en el tiempo llegamos a los fundamentalismos religiosos que han puesto su pie en la política. Pero aún en distintos grados se sigue sosteniendo esa teoría y encuentra seguidores porque en la medida que estemos anclados en una percepción del mundo desde la mente, terminaremos satisfechos de que eso se vea así. No hay ningún mérito en destacar el mal del mundo, ya sabemos  que hay maldad, pero si nos focalizamos en eso, si sintonizamos esa emisora terminaremos empañados. En igual medida existe la dimensión de la luz, si así no fuera el mundo se acabaría, y ya sabemos que la dualidad de la materia impone esta división, la idea es dar un paso más allá y trascender la materia, dar ese dichoso y famoso salto cuántico. Creerse mejor persona por enarbolar una teoría en la que nos situamos del lado correcto sintiendo fervorosamente que existe un lado equivocado que debemos combatir y aniquilar, en vez de comprender es la mejor manera de terminar pareciéndonos a eso que repudiamos. La dualidad existe, es inevitable pero cada uno de nosotros vive en el mundo en el que cree y esa creencia afecta  y hasta moldea nuestro mundo circundante. Es preciso sintonizarse con lo más elevado, ese es el único camino.

Por otra parte la crítica excesiva termina afectando nuestra vibración y la hace planear  bajito. Si subimos un poco nuestra vibración las leyes de la energía se encargarán de hacer lo suyo cuando sumemos nuestra cuota para elevar su frecuencia vibracional. Si existen lados, esos son el de la evolución y el de la involución. La energía más densa nos arrastrará, siempre va a arrastrarnos si le damos nuestra fuerza mental, que es su  principal alimento. 

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