Mi lista de blogs

Archivo del blog

martes, 18 de octubre de 2011

CADENCIAS

           

  Me desperté entonando la melodía de una plegaria que estoy estudiando. Raro, me dije, tardo bastante en memorizar sonidos. Tenía pensado escribir un artículo pero enseguida sonó el timbre, muy temprano, eran los obreros del edificio  de al lado de mi casa que venían a quitar los parantes de mis patios. Otra vez el ruido, la suciedad. Pero al menos avanza el proceso hacia cierto nuevo orden que en realidad me permite recuperar la casa que alguna vez tuve.  De pronto escuché a los dos obreros hablando en guaraní y tuve la sensación de que el guaraní era un espacio sagrado para ellos, un espacio que los encerraba en lo familiar, que los vinculaba fuera de la intrusión del mundo. Yo, por supuesto, no entendía nada. A pesar de las molestias la idea del artículo me seguía dando vueltas en la cabeza. Quería escribir sobre el modo en que las personas fueron creando corazas a lo largo de la historia, de cómo la falta de amor y aceptación hace nacer en un niño el ego como forma compensatoria y con los años nace el orgullo para remediar ideales rotos. Pensaba en la forma de desmontar el camino que vino atravesando nuestra humana conciencia para llegar hasta hoy. Y hoy es la ruptura con un orden donde prevaleció la armonía. Se trata de un armado artificial, de una estructura que intentó remediar la falta de amor y ocupó su lugar. El resultado desde ya es una suerte de anemia espiritual.  La energía busca atajos, sigue moviéndose y al no hallar la frecuencia óptima digamos que funciona en disonancia. Así fui viendo el camino de la humanidad. Claro que también pensaba en que ese orden lo hemos comenzado a recuperar, en eso estamos y no hay manera de frenarlo.

   Lamentablemente mi artículo era sólo una idea, un proyecto en mi cabeza mientras los obreros paraguayos balbuceaban su idioma y a cada rato me llamaban: Doña, tiene agua fría,  y un balde. Y por favor esto o aquello. Uno de los paraguayos se subió sobre los parantes, quedó alto y enclenque en el aire alto, el otro tironeaba. Entre ellos se entienden, pensé, traen a su país a cuestas, nunca se fueron, nunca se van a ir, su conversación  me lo atestigua.
   Lo interesante, me dije,  siguiendo con la idea de mi artículo es que la energía se las arregla siempre para amoldarse, no desaparece, es blanda, es obediente a nuestro planteo interior. ¿De qué forma nos desviamos tanto del camino del corazón? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Hasta cuándo?  
   Mientras pensaba en el artículo que tal vez ya no iba a escribir y escuchaba el rumor de las conversaciones en guaraní me di cuenta,   de un modo inesperado, que la plegaria que había comenzado a estudiar me acompañaba internamente como un sonido de fondo, que esa melodía me atravesaba y su compañía me daba abrigo,  pensé entonces que el sonido y la cadencia del guaraní a los obreros les  otorgaba identidad mientras trabajaban, que ese idioma los rescataba de la indiferencia de la gran ciudad.  Así, quizá de alguna manera confusa, sentí que existía una corriente de amor que nos atravesaba y que venía desde muy lejos y que nunca se había interrumpido. Esa corriente ha permanecido intacta  y nos viene sosteniendo desde el principio a todos, al mundo entero, al universo. Ya no necesitaba escribir, las palabras de los obreros en su idioma natal y el ritmo de mi plegaria llenaron mi casa, mi alma. Todo estaba en orden.



                                
Derechos reservados- En caso de reproducir citar la fuente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario